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La primera vez

Nuestro Talento Alinea Sebastián Ramírez, marcó su primer gol como profesional frente al Deportivo Cali.

Desde abajo

En el fútbol, al menos en el latinoamericano, la norma es que el jugador profesional venga de abajo, de la barriada. Lo normal es que ‘tenga hambre’, literal!

Por cada mil jóvenes de estratos sociales y económicos bajos, a lo sumo encontramos uno, cuya historia es la opuesta a esta realidad. El niño acomodado que no necesita el fútbol para ‘salir adelante’.

Ser un niño acomodado y pretender ser futbolista profesional viene con un sello impreso que lo convierte en un señalado desde el momento en que decide tomar ese camino. Si no viene con hambre, seguramente no pondrá ‘lo que se necesita’ para llegar.

No es fácil

El fútbol es un mundo único, difícil de entender para quienes no han mamado de la teta futbolera desde temprana edad; en el fútbol el empleado es más poderoso que el jefe y el rico está por debajo del pobre en la escala de importancia de los scouts, los entrenadores, los agentes y los dirigentes.

Por eso la historia de Sebastián Ramírez es especial, Sebas es uno de esos pocos que han llegado al profesionalismo teniendo la educación, la vivienda y la alimentación aseguradas..

Sin embargo desde muy pequeño mostró las dos condiciones fundamentales para ser un futbolista profesional exitoso: la calidad y la personalidad.

Saber manejar relaciones de grupo dentro de un equipo de fútbol, cuando todos tus compañeros están por debajo de tus posibilidades económicas, es una de las tareas más complejas para un joven. Tener el equilibrio suficiente para ser respetado y querido por los demás, incluidos los entrenadores, que por naturaleza creen más en el que ‘tiene hambre’, que en el que llega en auto propio y con la barriga llena, es un desafío.

Familia Forta

Sebastián llegó a Fortaleza de la mano de sus padres en el 2017, dos exitosos empresarios que apostaron todo por el sueño de su hijo de ser profesional. Con decencia, constancia, humildad y respeto absoluto por el entorno, jamás quisieron imponerse. La calidad humana de su familia se refleja de manera total en Sebastián.

Sebas pasó de niño a joven y ahora se ha convertido en adulto, ante nuestros ojos. Desde el primer momento, hasta hoy, su comportamiento ha sido ejemplar.

Por eso me parece vital, también exaltar a los deportistas que tienen opciones menos complejas para ganarse la vida, y que sin embargo eligen el duro camino hacia el profesionalismo en el fútbol, sin quejas, sin mimos, sin pedir tratamiento especial, y que, de paso, soportan con altura ser mirados como el ‘raro’ del grupo, el diferente, el que no tiene hambre.

En el fútbol, a este tipo de jugadores que asumen el reto por vocación y no por necesidad, y que les toca trabajar y demostrar el doble, dentro y fuera de la cancha, debemos aplaudirlos, pues son ejemplo de resiliencia, disciplina y calidad humana. Es importante hacerlo, porque en nuestro fútbol es mejor ser pobre que rico.

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